Impacto en la vida familiar y social
Aunque no es una enfermedad grave, la dermatitis atópica impacta fuertemente en la vida cotidiana.
Los padres están ansiosos y los niños están cansados: la dermatitis atópica puede alterar la rutina de la familia debido a sus limitaciones, la atención y el cuidado que requiere, sumar a esto la incesante picazón que exacerba los síntomas y da lugar a noches cada vez más difíciles.
No sólo es una preocupación diaria para los padres, pero tambien para los hermanos que pueden sentirse menospreciados o incluso heridos cuando la familia deja de participar en las actividades que puedan afectar la salud del niño atópico, tales como deportes al aire libre (la sudoración y la exposición al polen inflaman los brotes de eczema) y los viajes a la piscina o la playa (sienten ardor causada por el cloro y la sal).
El balance de la familia depende de la autosuficiencia del niño.
A través de un tratamiento dermatológico, podemos comprender mejor la enfermedad. También podemos aprender a limitar su impacto al no centrar toda la atención en los niños afectados, descuidando s sus hermanos y hermanas. Por ejemplo animándolos a aplicarse la pomada ellos mismos. Esto debe hacerse en un ambiente de calma y confianza.Desde la edad de 4 o 5, los niños pueden aprender a auto-examinarse la piel y entender los eczemas, sabiendo que va a mejorar si siguen el tratamiento adecuado. A través de la autosuficiencia, los niños pueden encontrar la clave para mejorar su vida cotidiana y evitar sentirse marginados dentro de su familia y vida social.
Cuando la dermatitis atópica persiste hasta la edad adulta, puede convertirse en una desventaja social.
Dado que tiene un impacto variable en el aspecto físico, puede alterar la dinámica de una relación o crear malestar en el entorno profesional. Un simple apretón de manos, por ejemplo, puede hacer que los demás se sientan incómodos o incluso dar lugar a un rechazo.